Navona · 22 enero 2024 · Ficción contemporánea + Información
«Igual es así como funcionan las cosas: forjas vínculos con personas afines y esos lazos son los que te permiten salir adelante en la vida. Por lo tanto, aunque las cosas no terminen de marchar bien dentro de tu propia familia, siempre habrá alguien dispuesto a echarte una mano.«
Ito Ogawa teje un relato conmovedor sobre los detalles que rellenan el día a día de cualquier comunidad, todo ello retenido de fondo con los paisajes, la gastronomía y las festividades japonesas que acompañan y celebran el paso de las estaciones del año, el relieve de afectos y enseñanzas que heredamos como cartas abiertas de generación en generación.
Hace casi un año que no me sentaba a escribir y hacer acto de presencia aquí. Es una pena, pero creo que la falta de interacción o lectores reales, hace que se pierda un poco la magia y la perseverancia. Y aunque en varias ocasiones he pensado en hacerlo, no he llegado a encontrar las ganas suficientes para dedicar una tarde a redactar reseñas como a mí me gusta. No obstante, no quiero perder del todo la costumbre, porque siento tan mío este pequeño rincón de la blogosfera, que no quiero abandonarlo del todo.
Y ahora, centrándonos en el libro, ¿no es una edición preciosa? En cuanto anunciaron su publicación, no dudé en hacerme con él, porque estos últimos años, gracias al reto del #marzoasiático, he descubierto auténticas joyas literarias, especialmente japonesas. Nunca llegué a leer la sinopsis, por lo que me he lanzado a él totalmente a ciegas, segura de que lo iba a disfrutar. Su título ya me tenía cautivada: ¡una papelería! ¿Hay algo más evocador para los amantes de la tinta y el papel?
♡ Hatoko Amemiya hereda una pequeña papelería en Kamakura, tras la muerte de su abuela: Pero no se trata de una papelería al uso, sino que la fama de este peculiar negocio familiar reside en su labor como escribientes. Ayudan a sus vecinos y clientes, redactando cartas de disculpa, pésame, agradecimiento, amor o ruptura, plasmando en ella la esencia del remite y utilizando siempre la caligrafía, papel y medio más adecuado para la ocasión.
Es una delicia leer de forma tan pausada, tan contemplativa el paso de las horas a través de las tareas cotidianas de su protagonista: cómo evalúa a cada cliente para brindar el mejor servicio, cómo elige la caligrafía, la pluma y el tipo de papel perfectos para el encargo, cómo rememora situaciones pasadas gracias a las palabras escritas, cómo siente en su propia piel el paso de las estaciones, el sabor de la comida casera, el viento cuando arrastra las flores de cerezo.
En esta novela, para nada encontrarás una trama trepidante con mil giros argumentales. Al contrario, lo bonito de sentarse a leer sus páginas es disfrutar de la delicadeza de los detalles, la melancolía que desprende, el mensaje de esperanza, las reflexiones de fondo. Es un libro para saborear poquito a poco y con una tacita de té al lado. A mí, ¡me ha encantado!
Hola :)
ResponderEliminarPues, aunque no sea un género que yo suela leer habitualmente, me lo apunto porque siempre viene bien cambiar de aires.
Besos
¡Hola!
ResponderEliminarPor lo que he leído hasta ahora creo que la literatura japonesa no es para mí. Pero me alegro que tu hayas disfrutado de esta lectura.
Un saludo.
¡Hola! Me encanta la literatura japonesa, por su dulzura y melancolía. Estoy segura que disfrutaré mucho de esta lectura, así que de más está decirte que me la llevo apuntada. Muchas gracias por la reseña. ¡Besos!
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